El Museo de la Huerta forma un conjunto arquitectónico, agroecológico y ecomuseístico (entendido como experiencia histórica de cada pueblo interpretando su relación con el ámbito natural, social y cultural) de gran interés. Dicho complejo ecomuseístico se sitúa en el centro de una gran explotación agrícola y se estructura a partir de las características y los inmuebles que pertenecían a la antigua Hacienda de Los Llanos o de D. Florencio. Las exposiciones etnológicas permiten una descripción viva de la sociedad tradicional y recogen elementos de la cultura material, oral y espiritual de Rojales; clasificándose en varias temáticas generales: los trabajos de la Huerta, las actividades artesanales (aperador, corrionero, etc.), los enseres de la casa (ajuar, mobiliario, estancias, etc.), vehículos de transporte tradicional y aparejos de bueyes y caballerías, el aceite, el ciclo del cereal, el helado, la caza, botica, etc.
Su contenido es el resultado de su propia actividad incrementada progresivamente con los objetos y enseres donados por las personas del municipio que han colaborado y enriquecido, durante años, dicho Museo. Por ello, hacemos público nuestro más profundo agradecimiento a todos los colaboradores, sin cuya ayuda jamás podríamos haber llevado a cabo un proyecto del que esperamos que la población pueda seguir influyendo en su desarrollo.
Asimismo, la realidad humana y agroecológica de la Huerta Histórica segureña que acoge dicho Museo, integra, producto del esfuerzo de muchas generaciones, un conjunto armonioso de valores y elementos patrimoniales recogidos en la legislación relativa al patrimonio agrario, cultural y natural que deben ser especialmente conservados y protegidos; pues se trata de un paisaje de regadío, realizado con un esfuerzo de siglos, que incluye e ilustra toda una serie de conocimientos y usos tradicionales de la tierra, asociados con tradiciones vivas y bienes históricos de significación universal.
Como colofón final de la presentación de este proyecto colectivo y participativo, pensamos que es esencial plantear, con el fin de lograr el necesario y verdadero lugar de encuentro con el mundo de aquellos que construyeron y utilizaron los instrumentos y herramientas que configuran hoy los ambientes museológicos que mostramos: que es al hombre/mujer vivo lo que hay que buscar en el silencio de las salas de este Museo de Etnología.